Las compañías distribuidoras de energía están obligadas a mantener la continuidad del servicio para sus usuarios así como a mantener unos niveles determinados de disponibilidad y por ello regularmente efectúan grandes inversiones en equipo y en infraestructura para mejorar sus niveles de interconexión y de redundancia. Infortunadamente, ello no necesariamente resulta ser suficiente para asegurar la confiabilidad de sus sistemas como quiera que los altos niveles de potencia involucrados derivan casi invariablemente en fallas catastróficas con altos niveles de daño de equipos e instalaciones y en riesgos muy altos para las personas. Dentro de los sistemas de este tipo la atención se centra en gran parte en las subestaciones como quiera que tanto los transformadores de potencia como sus equipos asociados no solo son esenciales sino que además sus dimensiones y características particulares hacen que resulte muy difícil reponerlos o rehabilitarlos en caso de que sufran daño. Además, el requerimiento de mantener altos niveles de disponibilidad aboca al operador a reducir al mínimo posible los tiempos de mantenimiento de sus sistemas.
La implementación de soluciones de monitoreo de equipos y la ejecución de acciones preventivas y correctivas oportunas en equipos críticos de redes de transmisión y distribución permiten garantizar su continuidad en servicio, su integridad y la seguridad de las personas.